viernes, 10 de diciembre de 2010

ALAS ROTAS

Había comenzado a anochecer, por la ventana de la pequeña y blanca habitación podía observar como las nubes comenzaban a tapar el sol que iba desapareciendo detrás de la montaña.
Me encontraba como tantas y tantas noches en los pies de la cama, en esa pequeña estancia tan fría, la decoración era la misma en todas ellas, un crucifijo en la cabecera, una mesilla al lado derecho de la cama y al lado izquierdo una silla de madera, bastante ajada, daba la impresión que tenía la misma antigüedad que el escaso mobiliario que allí había y que terminaba con un sencillo armario de dos puertas.
Como siempre, no estaba solo, dos personas más estaban allí, una joven sobre la cama y otra de mayor edad a su lado, podía tener el doble de años que la primera, pude calcular unos cuarenta o a lo sumo cuarenta y cinco.
Una carpeta con su informe médico posaba sobre la mesilla de noche, no me molesté en avanzar para cogerlo, desde mi posición podía leer perfectamente todos sus datos, aunque si lo hubiera hecho nadie lo vería, nadie se percataba nunca de mi presencia.
Su nombre era Ingrid, dieciocho años, nacida en España y residente en un pequeño pueblecito de Murcia del que nunca había oído hablar.
Su cabeza reposaba en la almohada y un largo y enmarañado cabello se esparcía sobre el cojín,aunque los días de hospitalización no habían hechado a perder el brillo y ondulaciones que le caían rodeándole el rostro.
La chica había caído enferma una semana antes, fuertes dolores y fiebre se habían apoderado de su pequeño y frágil cuerpo, nadie sabía a ciencia cierta cuál era la causa y no acertaban con el diagnóstico, los doctores y personal médico hacían todo lo posible por aliviar los dolores a la pobre chica, los medicamentos y análisis poco la ayudaban y prácticamente la daban por terminal, únicamente yo era quien sabía lo que le pasaba, como a todos, pero mi posición allí era meramente de supervisión, a la espera de la señal adecuada para llevarme aquella pobre alma al lugar adecuado para ella.
A menudo pensaba que con todos los conocimientos médicos que había adquirido a lo largo de los casi tres siglos que llevaba allí, fácilmente podía haber ayudado a la chica, pero eso, muy a mi pesar, no estaba en mi mano y el destino ya estaba escrito.
Ingrid no estaba del todo consciente, frecuentemente se perdía en un profundo sueño, hablaba y decía cosas que no tenían mucho sentido, esto era atribuido a su alta temperatura corporal que los médicos no eran capaces de bajarle.
En un momento de lucidez abrió los ojos, miró a la mujer que estaba a su lado y luego en mi dirección, las palabras comenzaron a salir de su boca.
-todo saldrá bien, no te preocupes mamá, me encuentro mucho mejor…
-no hables Ingrid, los médicos dicen que tienes que descansar.
-de verdad que estoy bien mamá, además tengo sed, ¿podrías avisar a la enfermera que me traiga  agua?.
-claro cariño, ahora vengo.
Ingrid observó como su madre se levantaba de la silla, le daba un beso en la frente y cerraba la puerta tras de sí, se escucharon unos pasos que desaparecieron pocos segundos después.
La niña cerró los ojos, dio un suspiro y volvió abrirlos para mirar por la ventana.
-bonita puesta de sol, ¿verdad?, de niña mi padre y yo solíamos observarla cada vez que podíamos y el no estaba trabajando,el pobre hombre hacía todo lo posible para que no nos faltara de nada a mi madre y a mí, como ya sabrás murió hace un par de años.
Ya había visto esto antes, la muchacha comenzaba a delirar, estaba hablando sola.
Ingrid giró la cabeza y de nuevo miró en mi dirección.
-¿Nadie te ha enseñado modales?, todavía no te has presentado ni me has dicho tu nombre.
Me acerqué a ella y me deje caer en la pared, aunque evidentemente no estaba cansado, yo nunca me cansaba.
La miré a los ojos, unos preciosos ojos verdes que me recordaban a otra época, la de mi adolescencia en los bellos parajes en los que me crié, un pueblecito siempre verde por la espesa vegetación.
A pesar de la belleza de sus ojos, ésta se veía eclipsada por el cansancio que en ellos se reflejaba, llevaba mucho tiempo postrada ya en esa cama y todo su cuerpo estaba resentido.
Su aura era de un color violeta que se iba oscureciendo poco a poco con un fino y deslumbrante reborde blanco que no había visto en todo el tiempo que llevaba desempeñando este oficio.  
-¿Es que parte de tu trabajo es ignorarme?, dile a tu jefe que todavía no pienso marcharme, ¿vale?, no puedo dejar a mi madre sola, soy lo único que le queda y se moriría de pena si me perdiera a mi también.
¿Con quien estaría hablando en esas alucinaciones? Porque aunque me miraba a mí, sabía perfectamente que no era posible que me viera, ni de que ni tan siquiera sintiera mi presencia.
-¿Es que va a ser a si todo el rato? yo hablando sola como una loca y tu ni siquiera te dignas a decirme tu nombre, va a ser un poco aburrido…
Mis ojos se abrieron como platos ¿realmente podía verme?, ¿ era eso posible? esto nunca había pasado, sabía que había gente que era poseedor de cualidades increíbles y que podían intuirnos, incluso sentirnos…pero nunca se había dado el caso de vernos,o al menos yo no lo conocía.
Pude observar como el violeta de su aura comenzaba a ser más intenso y se iba ensanchando hacia el exterior ocupando más espacio.
Conforme la gente iba mejorando de su enfermedad o sintiéndose mejor su aura también lo hacía, pero….porque se ensanchaba?
-¿Me vas a decir cómo te llamas o qué ?
Definitivamente la chica se estaba refiriendo a mí, ¡estaba hablando conmigo! y yo no era capaz de decirle nada, mi sorpresa iba en aumento y supuse que eso podría reflejarse en mi cara.
Entonces recordé que la última vez que tuve una conversación con una persona normal fue antes de mi muerte, pero de eso hacía ya mucho tiempo, demasiado, nisiquiera me había molestado en aprender la nueva forma de hablar que tenia la gente, demasiado ruda,¿ para qué? Nada de esto tenía sentido.
Entonces sin pensarlo mucho respondí:
-Marcos, mi nombre es Marcos.
-Te ha costado, ¿eh?, no te sorprendas, te estaba esperando desde hacía un par de meses, pero no me imaginaba que fueras así.
-¿asi?
-No me mal interpretes pero os imaginaba de otra manera….ojos rojos, un enorme tenedor en la mano derecha, cola terminada en punta, unos grandes cuernos sobre la cabeza, una nariz prominente , piernas de cabra, ¡ah si! y rodeados de fuego.
-Los humanos tienden a tener una gran imaginación, y les gusta creerse los cuentos que les explican de pequeños ,creo que es debido al subconsciente de los infantes,no es maduro y en ocasiones no saben distinguir verdad de ficción, también es debido a que a las personas les es mas sencillo pensar en la muerte cuando creen saber a lo que se enfrentan,y se hacen una idea  preconcebida.
Mis palabras salieron de mi boca con tal facilidad que nadie habría imaginado que llevaba casi tres siglos sin hablar.
Hablar con ella resultaba de lo más sencillo, tenia la sensación de conocerla, algo que era imposible del todo, por supuesto, la simpleza con que me podía comunicar con la chica era extrañamente gratificante y me producía alivio, sentía una paz que casi no recordaba.
Con la mirada la recorrí de arriba abajo y en sentido contrario, cuando llegue a sus ojos pude perderme en ellos, en ese verde de mis añorados bosques,y no pude leer nada en ellos,excepto la ausencia de algo, miedo.
Ingrid no tenia miedo, hablaba conmigo como si fuera un amigo que había ido a verla al hospital.
Eso me provocaba inquietud, lo extraño de la situación hacia que mi natural tranquilidad se hubiera desvanecido por completo y diera paso al miedo, ese miedo que ella debería tener, no yo.
Los papeles se habían cambiado.
Mi rutina se había roto y eso no encajaba en mis planes.
De repente un escalofrío me recorrió toda la espalda y noté una cálida mano encima de mi hombro,era Nadia.
Nadia y Nerea eran dos hermanas,la primera era morena,con el pelo rizado y brillante como la noche,con unos preciosos ojos oscuros coronados por unas bonitas pestañas,una boca pequeña muy graciosa que le hacia juego con una respingona nariz llena de pecas que la hacían que su pequeña cara de ángel pareciera mas una  diabla que en el ángel que se había combertido tras su muerte.
Su hemana Nerea era rubia,con larga y lisa melena que le cubría los hombros y que hacía que cuando el sol se reflejaba en el, éste emitiera una hermosa luz,con unos ojos azul intenso parecido al mar calmado,la nariz era ligeramente mas grande que la de su bella hermana aunque no por ello menos bonita y una boca que cuando sonreía iluminaba la estancia,con unos blanquisimos dientes.
Nadie diría que fueran hermanas,no se parecían en nada,excepto en su gran corazón,aunque eso siendo ángeles tampoco era nada extraordinario,pero el suyo no había cambiado después de su muerte como solía suceder,ellas lo habían conservado intacto,su maestro y jefe consideró que no había modificación que hacer.
Su trágica muerte alrededor del siglo XVII en el convento de sant José en Avila,por del intencionado incendio de un noble,les había arrebatado la vida,una vida que habían decidido dedicarla a la oración y meditación,habían hecho los votos de pobreza y castidad,aunque parece ser que todo el mundo no estaba de acuerdo en como habían decidido vivir.El conde Salzillo completamente enamorado de Nadia la había seguido y hecho la corte durante dos largos años,pero su insistencia no habia dado los frutos esperados y la contínua negativa a contraer matrimonio con el se habia convertido en una obsesion para el conde.De nada habian servido los regalos,poesias y donaciones a causas caritativas,nada la habia hecho cambiar de opinion,y su paciencia llegó a su límite cuando con el orgullo herido y el corazon roto,decidió que si Nadia no era suya tampoco seria de su Dios,asique una calurosa noche de verano entró en el convento disfrazado de fraile pidiendo alojamiento para pasar esa noche,y con la excusa de querer hacer sus oraciones entró en la capilla y le prendió fuego,el cual se extendio rapidamente por todo el claustro empezando por las celdas de las monjas.Como la de Nadia ocupaba la mas cercana a la capilla,fue la primera en arder y a sus gritos de auxilio la primera en acudir fue su hermana Nerea,aunque para su desgracia llego demasiado tarde,las llamas ya se habían extendido y aunque entrar era un autentica locura,Nerea corrió para ayudar de su hermana,el fuego lo había consumido todo, los pocos muebles de la habitacion y su hermana yacia muerta a los pies de la cama,Nerea no tuvo tiempo de rescatar el cuerpo para darle santa sepultura,el humo la asfixió,y las dos hermanas fallecieron.Fueron enterradas a las puertas del convento de sant jose,en un pequeño jardin que inexplicablemente se salvo de las llamas y que actualmente todavía conserva la placa con sus nombres.Ninguna otra monja pereció en el incendio pues la gente del pueblo, y alrededores enseguida corrieron en su ayuda.
Al poco tiempo y despues de las correspondientes investigaciones del incendio,se descubrio quien habia sido el causante,pero lamentablemente a causa de las grandes influencias que el conde tenía en el vaticano y una generosísima donación,las autoridades tuvieron poco o ningun interes en el enjuiciamiento de dicho conde.El único castigo que tuvo el noble fue del mismo pueblo,pues como todo el mundo sabia quien habia sido el autor de las muertes,y por miedo a la venganza de los agricultores y ganaderos de la zona,éste tuvo que huir dirección Salamanca,donde posteriormente se descubrió que fijó su residencia en Peñaranda de Bracamonte,donde murió a los cinco años a causa de un neumonía en medio de grandes fiebres y dolores.
Nadia y Nerea pasaron al gran templo,donde sus almas se convirtieron en espíritus etéreos cuya finalidad a partir de ese momento fue guiar a los moribundos en el paso de la vida a la muerte e iluminarles el camino hacia la gran luz infinita  donde las almas ya limpias descansarían eternamente.


-Hola Nadia, ¿ya es la hora?
- Buenas Marcos,¿aburrido?
-Tengo todo el tiempo del mundo,¿por que iba a estarlo?,además,este es un caso estraño,la chica parece que me puede ver,oír e incluso me ha hablado,estoy desconcertado.
-Ya sabes que esto a veces ocurre,hay gente que tiene el sexto sentido muy desarrollado,aunque la verdad es que nunca me he encontrado con un caso de estas características.
-Me lo imagino, no le encuentro lógica. Te has fijado en su aura?.
-Si, mucho más gruesa de lo normal, no crees? El color se intensifica, ya sabes lo que eso significa, está mejorando, la verdad es que no se que hago aquí.
-No es por nada, pero ya que estáis hablando de mi….,me gustaría deciros que me encuentro bastante mejor, por cierto, me llamo ingrid lo digo por que parece que tu amiga tiene la misma educación que tu.
Nadia se giró